miércoles, 4 de mayo de 2011

Estética - ponencia de la conferencia Arte Urbano


“Yo no tengo la culpa de que la vida se nutra de la virtud y del pecado, de lo hermoso y de lo feo”.

La estética es la rama de la Filosofía que aborda la percepción de lo observado por un sujeto, es decir, se aproxima al proceso de  cómo percibimos los distintos fenómenos relacionados con la producción artística del ser humano.
Armonía, equilibrio, proporción, composición, simetría, son los atributos que buscamos en una obra de arte; son conceptos que, aunque desconozcamos acerca de historia y crítica artística manejamos de manera deliberada. Parece que estoy escuchando a las damas que deambulan por el museo “presumiendo” su exquisito gusto y su amplio conocimiento sobre asuntos del arte: “Hermoso, sublime, se parece a Renoir”; “nada qué ver con el Greco”, o “se parece a Chirico, sí, definitivamente Magritte tiene gran influencia de él”. Y no se hable del arte contemporáneo que guarda tantas aristas aún no exploradas y tantas zonas sombrías en su discurso. Mas, no atribuyamos el problema de la estética solamente al arte contemporáneo. A lo largo de la historia del arte, los contrastes entre lo feo y lo bonito, lo académico y lo reaccionario han hecho de este inigualable sendero del arte, algo inaudito e irresistible.
Los artistas han establecido cánones y después otros los han quebrantado, han impuesto reglas y otros las han violado, la “academia” ha consolidado modos para crear y otros los han sobrepasado. El arte ha sido a través de su historia lo más contrastante que existe en las producciones culturales. A veces es tan armónico que fastidia, otras tan agresivo que impacta, algunas más es empalagoso y engolosina; otras es sanguinario y explícito y llega a atormentar. La mayoría piensa que el arte está elaborado, ex profeso para relajar, entretener, llenar de placer los sentidos. Sin embargo, el arte trasciende estas intenciones y más bien debemos entender que el arte tiene como destino transgredir nuestra cotidianeidad y hacernos pensar, estimular la imaginación, poner a prueba nuestro intelecto, nuestro conocimiento y hasta nuestra percepción. El arte es un ejercicio arduo en el que debemos entrenarnos para no permanecer en el status de aquéllas de las que les platicaba hace un momento que afirman con una fuerte convicción “esto es horrendo, prefiero el arte del pasado”.
Carolina Arriaga Dorantes
Asesoría Cultural
Historiadora de Arte

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