lunes, 23 de mayo de 2011

José Antonio Fernández da su opinión sobre las esculturas

Las esculturas aspiran siempre a ser una expresión artística. No hay arte bonito o feo, hay arte que expresa, que comunica, cuando lo consigue con mayor fuerza es cuando trasciende más.

Las esculturas de Enrique Walbey que fueron retiradas de la avenida Acoxpa, tienen un alto poder de expresión artística.

Una de ellas en particular, El grito, la que estaba ubicada frente al nuevo centro comercial de Acoxpa, es de una gran fuerza. Sin duda es estética, pero incomoda. El cuerpo de la mujer no es el de la belleza de una joven.

Walbey rompe con el sentido clásico de la estética al presentar cuerpos desnudos que no son los clásicos que buscan dar vida a la perfección, por el contrario sus figuras permiten ver seres humanos llenos de defectos que están cargados por una tremenda energía que inquieta a quien los mira.

Walbey no da descanso al espectador, sus figuras humanas con movimiento sin fin son explosivas. Disparan su temperamento duro y poco esperanzador hacia todos lados. El observador puede conectarse con ellas desde cualquier punto de vista, en todos los casos encontrará que tienen vida propia y que se sienten amenazadas. Algo las atemoriza. Quien las ve debe interpretar.

El escultor puede o no crear obras que tengan que ver con su momento, Walbey está siendo impactado por la dramática realidad actual y esa realidad llena de incertidumbre y miedos que también existe le golpea y la ha hecho escultura.

Quitar las esculturas de Walbey de la avenida Acoxpa me indica que creó obras de arte tremendamente expresivas. En el lugar que las coloquen impactarán directamente el alma de quien las mire. Colóquenlas donde quieran, son esculturas de este tiempo que por supuesto hay que defender (comentario de José Antonio Fernández - periodista).

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