miércoles, 22 de junio de 2011

Enrique Walbey - Martirologio

                                                                         Carlos Flores Michel


El sacrificio, ha sido, desde el comienzo de la Historia, inseparable de cualquier visión en la que el hombre ansíe lograr un vínculo con los poderes que pueblan el cosmos. La ofrenda, animales o seres humanos, es inmolada en nombre de la divinidad. Las víctimas no poseen conciencia del porque están ahí, los mártires sí. La víctima huye del dolor, el mártir lo asume. La víctima es atormentada contra su voluntad, el mártir asiste. A partir del nacimiento de la cristiandad ese leitmotiv se hace patente en los catecúmenos, y se homologa a la Pasión de Cristo, quien a su vez es simbolizado por la Iglesia de Pablo en la figura del Cordero Pascual. Así en la cultura occidental se halla en el dolor corporal inflingido por otros o autoinflingido, con intención previa, el mérito para ganarse la eternidad plena. No obstante, desde la Edad Media hasta la época del Marqués de Sade, y más allá, se asocia al martirio con el erotismo, antítesis del discurso religioso donde el dolor y el placer deben estar disociados. A partir de la Inquisición se funda la tortura con propósitos de control, en este caso de la religión, aunque ya es utilizada en Francia e Inglaterra en clara referencia a una dominación del cuerpo civil por el Estado. El suplicio se transforma así en un holocausto al dios Global, totalitario; cabe mencionar que esta figura ha logrado mucho más víctimas que mártires en la modernidad.
Produce extrañeza que la presencia de la víctima provoque horror, la del mártir fascinación. Al observar nuestras reacciones ante la disposición del mártir, percibimos como nuestros códigos morales se confunden con los instintos, y como los extravíos del espíritu sacuden nuestro lado oscuro aunque procuremos negarlo. Atendiendo a este reclamo, Walbey transmite esa particularidad que nos inquieta agitando al instinto para reducir a la razón a mero instrumento del inconsciente, que nos previene acerca de la violencia del martirio, y nos predica de la mística que camina más allá del sufrimiento.



Bibliografía y documentación.
Georges Bataille, El Erotismo, Tusquets Editores, México, enero de 1997.
Michel Foucault, Vigilar y castigar. siglo xxi editores, s. a. de c. v. , México, 1991.
Josexto Beriain, La lucha de los dioses en la modernidad. Anthropos Editorial, España, 2000.
Hieronimus Bosch, El Jardín de las Delicias (El Infierno, detalle). 1480-1490.
Pascal Laugier, Mártires, Videomax, TM y Copyright 2009 by Warrior Brothers.


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