domingo, 27 de febrero de 2011

CUANDO NOS DECIDIMOS A SALIR DEL GHETTO.


En el transcurrir de la historia, la expresión humana se ha vuelto cada vez mas directa y diversa, buscando espacios para presentarse y exhibirse.
Ante esta realidad, hemos ido creando y perfeccionando áreas, espacios, locaciones, casas, ex haciendas, castillos y demás, donde podamos  realizar estas actividades tan intrínsecas a nuestra especie. Crear, expresar, sentir.
No se si de manera inconciente o mediante algún tipo de directriz, logramos llevar estos espacios a un nivel del cual parece que no podemos alejarnos mas.
La expresión visual se encuentra dentro de lo que parecieran ser asilos y manicomios del arte.
A estos espacios algunos sectores de la sociedad se acerca por curiosidad eventual, “a ver que nuevo loco hay” o “veamos al creador serial del cual tanto se ha hablado”.
Vivimos día con día retos “aspiracionales” que nos invitan a tener en lugar de ser.
Este “consumo aspiracional”, no tiene que ver con necesidades, sino con la pretensión de status, con una imagen idealizada de nosotros mismos y de cómo queremos que nos vean,  la cual puede o no coincidir con una obra de arte.
Nos enfrentamos a un fenómeno social de completa negación en el cual lo que nos conflictúa,  lo que no nos agrada, lo que nos estorba, lo que nos mueve de nuestra zona de confort o bien lo que fracciona nuestro “status quo”, lo enviamos a asilos o por lo menos fuera de la vista.  Si no lo veo no existe.
O entramos en un proceso de maquillaje o máscaras donde nos ocultamos detrás de  apariencias  y doble moral. 
Nuestro modo de acercarnos al arte tiende a ser muy básico, delimitándolo  a  simples opiniones de agrado o desagrado, lo cual resulta entendible ya que no se nos acerca con suficiente frecuencia, mas aun cuando se expresa fuera de sus recintos habituales, Como resultado nos es fácil crucificar al arte.
Hemos creado verdaderos “campos de concentración” artística.
Salir del Ghetto es solo un primer paso para crear una convivencia sana entre los creadores y la sociedad. Romper barreras de intolerancia  y  romper con este cinismo consumista. Transformar los campos de concentración en recintos donde el arte pueda entrar y salir sin escándalo alguno.
Los primeros pasos fuera pueden ser tímidos, con coqueteos o con gritos de desesperación. El hambre existe, el desgaste humano existe, la depresión existe y expresarlo no solo es válido, sino indispensable.
E. Walbey.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.