martes, 1 de febrero de 2011

HOMBRES DE A PIE

Helo ahí sobreviviente de este mundo que nos ofrecía, ofrece y ofrecerá la dicha.

El sostén de su cuerpo articulado casi desarticulado son esas fieles piernas, que sin protestar se mantienen,  aún cuando rechinan a cada paso no dado, de huesos y carne en dolor.

En firmeza se yergue mostrando su fuerza en el labrar día con día.

El anhelo de continuar rompe la tirantez e inflama su tórax contenido.

Una frente disminuida, que con cada quejido lleva por delante el pensamiento placentero de un futuro cierto, incierto, enmarcada por sus brazos que apenas conservan la rigidez y fuerza para elevarse, encontrando  el camino hacia la grandeza.

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